JAVIER CÁRCAMO
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El arte no se explica
Y una vez más, ¡el arte no se explica! El arte tiene vida propia, se siente, nos transporta, nos convierte, nos hace temblar o nos consume, pero no debe ser explicado, así como no es necesario explicar las pasiones humanas que lo motivan. Cuando usted observa una obra de arte, la obra de arte mira dentro de usted y lo toca, lo invade, y ahí nace el significado, en lo que transmite, no en lo que el autor quiere que entienda.
Debemos tener claro que el arte no es un dogma, dejemos los dogmas a quienes viven de que el ser humano no piense ni cuestione; el arte es libertad y es para todos, debemos devolverlo al público, a las personas; no es un privilegio para un grupo que se dice poseedor de dones casi sobrenaturales para ver y definir cosas donde no hay nada. En ese sentido, las artes visuales van más allá de las palabras, porque si la obra depende de estar en un antro cultural para ser considerada más que un montón de nada, y adicional a ello hay que explicarla para que podamos entenderla, simplemente no es arte, ¡el arte no se explica! Requiere pasión; la incontrolable necesidad de gritarle a la tierra prometida un himno que se desprenda de los lienzos y las piedras para trascender el tiempo y la piel, no es un accidente que necesita más de discursos y de apariencias que de esencia.
El arte es más que un medio, es un fin en sí mismo; es falsa la supuesta superación del soporte para justificar que el concepto es lo valioso para quien lo observa, porque parafraseando a Agnes Héller, pasando del imperativo categórico ético kantiano hacia lo estético, el arte tiene dignidad porque tiene alma; debe ser visto, debe ser apreciado, porque esa es la fórmula completa. Si no lo puede sentir o lo ve y no pasa nada, es como el kōan de una existencia no percibida. Nos acostumbraron a creer que necesitamos que alguien nos explique la obra, haciéndonos sentir incapaces o carentes de un aparente conocimiento, pero no es así, todos podemos apreciar el arte y buscar en su código visual un significado, lo que produce en usted, eso es lo que importa.
Por eso entrego hoy al mundo esta serie de ventanas, este grupo de espejos, esta colección de mapas que conducen al descubrimiento de todo lo que habita en nuestro interior; son obras producidas en un margen amplio de tiempo, pero con la consistencia de una convicción y un mensaje trascendental y liberador que las une como una sola muestra, cuyas piezas esperan ansiosas decir algo a cada uno de ustedes, mientras se contemplan mutuamente.
Javier Cárcamo
Guatemala, 2020